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Poemas Antonio: Día del libro

Buenos días, hoy volvemos a subir a nuestro blog cuatro poemas de nuestro buen amigo Antonio, esta vez con motivo del día del libro. Queremos agradecerle el tiempo que ha dedicado a la redacción de los mismos y su buena disposición a la hora de colaborar con esta asociación, siempre con ganas de trabajar y contagiándonos su enorme entusiasmo por el mundo de la cultura y sobre todo de la literatura. Esperamos que os gusten tanto como nos han gustado a nosotros.



VERSOS DE PANDEMIA PARA UN ABRIL DISTINTO



I. SOLEDAD Y OLVIDO


A todas las víctimas que se hicieron infinitud

sin más compañía que el dolor y la soledad.

In memoriam.


Inmolada por crimen no cumplido,

libre y clandestina,

la lagrima se aferra

al párpado que la vio nacer

antes de cerrarse para siempre

y crecer en él su verso más lúgubre.

Los latidos, entonces poderosos,

vierten un sudario de oscuros estandartes

y una gleba maldita en los campos sin patria.

Da igual el nombre,

es la enfermedad del mundo

y ni las lágrimas importan…

El verdugo, juez de una cruel fiebre,

pregunta por el último ruego

Y la muerte se viste de marzo.

Allí incontables almas se erigen

Inmoladas por crimen no consumado

Para morir por siempre

en soledad y olvido.





II. HEMOS PERDIDO LA INFANCIA


Un año después seguimos buscando la inocencia

que perdimos un 13 de marzo. Como en una guerra

infame, allí quedó nuestra infancia.


He regresado a la sed de mi primera infancia;

no a aquella que regresa liviana cada vez que anochece

y temerosa recoge los besos

que asidos quedaron de otros céfiros.

Ni a aquella que fue de mis bordes

un manantial de luz sobre la cal de otras calles.

Presiento que mi inocencia quedó sesgada

más allá de un sábado de marzo

cuando inventé el sol

detrás de los cristales

y las sirenas prendieron en mis poros

un himno de oscuras derrotas.

Desde entonces he ocultado mis labios

tras un muro de tela donde impregno

la postrera oración por los que fueron

y me dieron la infancia que no ha de volver más…











III. NUEVA YORK


A Omar y Paco por brindarme la inenarrable

oportunidad de regresarme a Nueva York, 20 años después

con un verso de Lorca entre mis lágrimas.



Si no son los pájaros

cubiertos de ceniza…

Federico García Lorca


Es solo una foto de Times Square,

una imagen mutilada por más de veinte años

y un tumulto de ecos cubiertos de recuerdos

que se hienden cual fantasmas

en las huellas más antiguas.

Una foto cuarteada por la fricción del tiempo,

que muestra un nuevo holocausto

detenido en las alturas.

Como aquel verano enfermo,

aún miro las sombras que no existen

cerca de Vessey street

y la libertad se hace añicos

veinte años después.

Es solo una foto para regresar de nuevo

con un verso de Lorca entre mis lágrimas

y darse al mundo.

- “poeta en Nueva York”-,

el tiempo se hizo añicos

y ya no quedan pájaros cubiertos de ceniza…

¡Emigraron al sur del olvido

un once de septiembre!

Pero hoy, una paloma ha regresado a esta foto

que se hizo entre mis dedos eterna compañía

con la fiebre oscura de tantos hospitales

y un rastro de muerte en otras madrugadas.

Nueva York se ha cubierto de humo,

de resplandores ambiguos

sobre la herida de los años

y septiembre se renueva mientras una voz

vaga infectada por los caminos de Central Park

anunciando la inédita pandemia

del pecado del hombre.

Es solo una foto de Times Square

Pero las calles están vacías…




IV. DESESPERACIÓN


Aquellas palmas al personal sanitario en los peores

días de la pandemia hacían presagiar que este virus

mostraría lo mejor del ser humano en un mundo más.

Humano. Hoy un año después… nada hemos aprendido.

Este es el llanto encolerizado del poeta



Apenas una primavera después del primer llanto,

de las horas que fueron primitivo son

por quien doblaron las campanas

y el suicidio se aferraba al borde de los días.

Apenas una primavera después

alzo la copa y brindo mientras lloro

y escancio la soberbia de mis propios miedos

para deciros con hambre de justicia:


“Y al cabo de este tiempo de tragedias…

¿Ha sido necesaria tanta muerte

para curar codicias?

¿Tanto dolor sin aliviar los egos

que nos hicieron brisa sobre las crines del odio?

Hoy, un año después, poco ha cambiado

Y siguen amaneciendo días sin nombre

en tantas madrugadas de paisajes enfermos.

¡No hemos aprendido nada!

Al hombre lo llamarán miseria

Y habitará sus propias blasfemias en la noche.

Todo lo que creímos sobre la bondad certera

Virará voraz en nuestra cruel indolencia.

¡Tendremos que inventar unas nuevas matemáticas

para contar los muertos!

y sin queja ni tortura

nuestros versos esparcirán nuevos cementerios

rasgando azules en la tarde

con sus puertas abiertas

como bocas ávidas de almas.

¡Oh Dios! ¿para qué la palabra?

¿la razón, la fe y la justicia?

Trágicas palabras en tiempos de pandemia…”


Hoy… apenas una primavera después del primer llanto

cierro los ojos y miro al horizonte.

Entre tanto… amanece.

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